miércoles, 18 de noviembre de 2009

COMPRAR UN ANIMAL ES MATAR A OTRO


Hoy en día, comprar un animal para destinarlo a compañía de humanos, es un acto casi perverso. De hecho la compra o el uso de cualquier animal lo es, aún en el caso de que quien adquiera un animal, ignore la existencia de centros donde pueden acudir y dar una segunda oportunidad a los que un día fueron adquiridos y, posteriormente abandonados.

Estos centros son las perreras de las distintas administraciones, que capturan a los animales abandonados para deshacerse del “problema”. Por otro lado protectoras o particulares rescatan a estos animales e intentan compasivamente y sin casi recursos salvar sus agónicas vidas encauzándola oportunamente a través de una adopción responsable. Hablamos de perros y gatos, pero ahora añadimos al 'animal de compañía' la globalización devastadora que incluye la nefasta afición por las mal llamadas 'mascotas exóticas'. Así, se están detectando abandonos en bosques y estanques de mapaches, hurones, serpientes, tortugas, peces e incluso, chimpancés y coatíes. Por lo que en los 'centros de recogida' ya se pueden encontrar los citados junto a iguanas, avestruces, ardillas, etc.

Afortunadamente, la información que nos llega a través de los medios de comunicación sobre la existencia de los citados centros, es cada vez mayor, donde aprovechando la denuncia de los incontables casos de maltrato que padecen estos seres cuya vida es tan importante para ellos como para nosotros la nuestra, suelen también denunciar la situación de hacinamiento y desinterés por los mismos. Por lo tanto, ya no se puede alegar ignorancia para no acudir a adoptar un animal abandonado.

No hay argumento para el que compra, más que el de puro capricho de poseer algo que se valora por precio, belleza o exotismo lejos del acto compasivo del humano que se acerca con el corazón y la razón, a rescatar otro ser.

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